martes, 6 de agosto de 2013

Las etapas desaparecen a lo largo de la vida.


Y decían que permaneceríamos juntos toda la vida, que esta aventura no acabaría nunca porque nunca dejaríamos de soñar.

Eran 20 chavales de 12 años cuando comenzaron a unirse hasta formar un gran grupo. Todos los veranos iban a jugar con sus cometas en la playa. Tardaban horas y horas en llegar a casa porque no dejaban de jugar , no dejaban de ir en bicicleta por los lugares más inhóspitos del pequeño pueblo. 
Un día caluroso de un verano cualquiera, se reunieron en la casa-árbol que construyeron años atrás. El más líder del grupo propuso una promesa que jamás podría romperse: "Desde hoy y hasta siempre, nunca nos separaremos, nunca acabará esta aventura.". Todos juntaron las manos para concluir la promesa. 
Los años iban pasando, los chavales crecían y el tiempo cambiaba. Pasaron 3 años y ya solo quedaban 6 en el grupo. Ese verano fue triste, pero más alegre que el anterior. Los 6 amigos, que ya tenían 15 años, se fueron de acampada a la montaña y disfrutaron de una noche mágica y traviesa, con "comida basura", refrescos, chuches,.. Prometieron repetir noches así el resto de los veranos.
Al cabo de dos años todo cambió, ya solo quedaban 4 chavales y las ganas aventureras de los amigos se fueron apagando lentamente, hasta que solo quedó el recuerdo de una infancia más.

Pasaron los años tan rápido que aquellos chavales de 12 años ya tenían 30 años. Todo pasó, los recuerdos, los momentos, las aventuras, la juventud. Hacía más de 15 años que el grupo emprendedor se extinguió.

El líder, aquella figura singular que intentaba mantener el barco en flote, el de la mente fuerte y el corazón flojo, fue el único  que mantuvo vivo una pequeñísima parte del recuerdo. Con 30 años, empresario y soltero, imaginaba cada noche que algún día volverían todos y que los últimos 15 años solo habría sido un sueño. Nunca más tuvo la posibilidad de reencontrarse con los demás porque los demás abandonaron la aventura. 
El líder, triste e impotente, visitó aquel pueblo perdido de todo movimiento humano y pasó algunos días yendo a todos los lugares inhóspitos donde pasó gran parte de su infancia junto a ellos. 
A partir de entonces, nunca más pensó en ello. Nunca más emprendió la aventura imaginaria y nunca más demostró la esperanza de reunirse con ellos. Nunca más. 
Así fue como la último pieza del puzle se perdió y se perdió para siempre. Olvidando el principio y abandonado el final.

Angie R.




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