Hace unos días releí un libro de poemas que tenía en mi casa que, en un principio, lo había dado por perdido. Cuando lo acabé no pude evitar leerlo de nuevo, ya que muchos de esos poemas han sido parte de mi vida, de cuando iba al instituto y teníamos que analizarlos rigurosamente. Al terminar el libro, por segunda vez, no me cabía la más mínima duda de afirmar que la poesía es necesaria en mi vida. A raíz de este afán he recopilado un surtido de obras maestras que me han conmovido, alterado, influenciado. Y sé que me dejo a muchos grandes poetas por el camino, pero elegir a todos significaría hacer un post interminable.
Dicho esto, espero que disfrutéis con mi selección. Quizá otro día comparta un post con aquellos que se han quedado por el camino.
Dicho esto, espero que disfrutéis con mi selección. Quizá otro día comparta un post con aquellos que se han quedado por el camino.
1. Soleares, Seguidillas y otras Coplas
Cuando a tu
cara me acerco,
las
palabras, en la boca,
se me convierten en besos.
Cuando me miras, me matas...
Y si no me miras, más.
Son puñales que me clavas
y los vuelves a sacar.
Cuéntame tus penas,
te diré las mías...
Verás cómo al rato de que estemos juntos
todas se te olvidan.
El cariño y la salud
en un punto se parecen.
Nadie sabe lo que valen
hasta que después que se pierden.
se me convierten en besos.
Cuando me miras, me matas...
Y si no me miras, más.
Son puñales que me clavas
y los vuelves a sacar.
Cuéntame tus penas,
te diré las mías...
Verás cómo al rato de que estemos juntos
todas se te olvidan.
El cariño y la salud
en un punto se parecen.
Nadie sabe lo que valen
hasta que después que se pierden.
Manuel Machado
2. El Desayuno
Me gustas cuando dices tonterías,
cuando metes la pata, cuando mientes,
cuando te vas de compras con tu madre
y llego tarde al cine por tu culpa.
Me gustas más cuando es mi cumpleaños
y me cubres de besos y de tartas,
o cuando eres feliz y se te nota,
o cuando eres genial con una frase
que lo resume todo, o cuando ríes
(tu risa es una ducha en el infierno),
o cuando me perdonas un olvido.
Pero aún me gustas más, tanto que casi
no puedo resistir lo que me gustas,
cuando, llena de vida, te despiertas
y lo primero que haces es decirme:
«Tengo un hambre feroz esta mañana.
Voy a empezar contigo el desayuno».
Luis Alberto
de Cuenca
3. Oda a la tristeza
Tristeza,
escarabajo
de siete
patas rotas,
huevo de
telaraña,
rata
descalabrada,
esqueleto de
perra:
Aquí no
entras.
No pasa.
Ándate.
Vuelve
al sur con
tu paraguas,
vuelve
al norte con
tus dientes de culebra.
Aquí vive un
poeta.
La tristeza
no puede
entrar por
estas puertas.
Por las
ventanas
entra el
aire del mundo,
las rojas
rosas nuevas,
las banderas
bordadas
del pueblo y
sus victoria.
No puedes.
Aquí no
entras.
Sacude
tus alas de
murciélago,
yo pisaré
las plumas
que caen de
tu mano,
yo barreré
los trozos
de tu
cadáver hacia
las cuatro
puntas del viento,
yo te
torceré el cuello,
te coseré
los ojos,
cortaré tu
mortaja
y enterraré,
tristeza, tus huesos roedores
bajo la
primavera de un manzano.
Cuando yo
muera quiero tus manos en mis ojos:
quiero la
luz y el trigo de tus manos amadas
pasar una
vez más sobre mí su frescura:
sentir la
suavidad que cambió mi destino.
Quiero que
vivas mientras yo, dormido, te espero,
quiero que
tus oídos sigan oyendo el viento,
que huelas
el aroma del mar que amamos juntos
y que sigas
pisando la arena que pisamos.
Quiero que
lo que amo siga vivo
y a ti te
amé y canté sobre todas las cosas,
por eso
sigue tú floreciendo, florida,
para que
alcances todo lo que mi amor te ordena,
para que se
pasee mi sombra por tu pelo,
para que así
conozcan la razón de mi canto.
Pablo Neruda
Pablo Neruda
4. Cultivo
una Rosa Blanca
Cultivo una rosa blanca
en junio como enero
para el amigo sincero
que me da su mano franca.
Y para el cruel que me arranca
el corazón con que vivo,
cardo ni ortiga cultivo;
cultivo la rosa blanca.
José Martí
5.Nadie está solo
6.Romance luna, lun
A Conchita García Lorca
La luna vino a la fragua
5.Nadie está solo
En este mismo instante
hay un hombre que
sufre,
un hombre torturado
tan sólo por amar
la libertad. Ignoro
dónde vive, qué lengua
habla, de qué color
tiene la piel,cómo
se llama, pero
en este mismo
instante,
cuando tus ojos leen
mi pequeño poema,
ese hombre existe,
grita,
se puede oír su llanto
de animal acosado,
mientras muerde sus
labios
para no denunciar
a los amigos. ¿Oyes?
Un hombre solo
grita maniatado,
existe
en algún sitio. ¿He
dicho solo?
¿No sientes, como yo,
el dolor de su cuerpo
repetido en el tuyo?
¿No te mana la sangre
bajo los golpes
ciegos?
Nadie está solo.
Ahora,
en este mismo
instante,
también a ti y a mí
nos tienen maniatados.
José Agustín Goytisolo6.Romance luna, lun
A Conchita García Lorca
La luna vino a la fragua
con su
polisón de nardos.
El niño la
mira mira.
El niño la
está mirando.
En el aire
conmovido
mueve la
luna sus brazos
y enseña,
lúbrica y pura,
sus senos de
duro estaño.
Huye luna,
luna, luna.
Si vinieran
los gitanos,
harían con
tu corazón
collares y
anillos blancos.
Niño, déjame
que baile.
Cuando
vengan los gitanos,
te
encontrarán sobre el yunque
con los
ojillos cerrados.
Huye luna,
luna, luna,
que ya
siento sus caballos.
Níno,
déjame, no pises
mi blancor
almidonado.
El jinete se acercaba
tocando el
tambor del llano
Dentro de la
fragua el niño,
tiene los
ojos cerrados.
Por el olivar venían,
bronce y
sueño, los gitanos.
Las cabezas
levantadas
y los ojos
entornados.
¡Cómo canta la zumaya,
ay cómo
canta en el árbol!
Por el cielo
va la luna
con un niño
de la mano.
Dentro de la fragua lloran,
dando
gritos, los gitanos.
El aire la
vela, vela.
El aire la
está velando
Federico García Lorca
Federico García Lorca
7. Rima XIII
Tu pupila es azul, y cuando ríes,
su claridad
suave me recuerda
el trémulo
fulgor de la mañana
que en el mar
se refleja.
Tu pupila es
azul, y cuando lloras,
las
transparentes lágrimas en ella
se me figuran
gotas de rocío
sobre una
violeta.
Tu pupila es
azul, y si en su fondo
como un punto
de luz radia una idea
me parece, en
el cielo de la tarde,
¡una perdida
estrella!
Gustavo A. Bécquer
8. Rima XXI
- ¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul-;
¿Que es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.
Gustavo A. Bécquer
9. Rima XXIV
Gustavo A. Bécquer
9. Rima XXIV
Dos rojas lenguas de fuego
que, a un mismo tronco enlazadas,
se aproximan, y al besarse
forman una sola llama;
dos notas que del laúd
a un tiempo la mano arranca,
y en el espacio se encuentran
y armoniosas se abrazan;
dos olas que vienen juntas
a morir sobre una playa
y que al romper se coronan
con un penacho de plata;
dos jirones de vapor
que del lago se levantan
y al juntarse allá en el cielo
forman una nube blanca;
dos ideas que al par brotan,
dos besos que a un tiempo estallan,
dos ecos que se confunden,
eso son nuestras dos almas.
Gustavo A. Bécquer
10. Rima XCI
Gustavo A. Bécquer
10. Rima XCI
Podrá nublarse el sol eternamente;
podrá secarse en un instante el mar;
podrá romperse el eje de la tierra
como un débil cristal.
¡Todo sucederá! Podrá la muerte
cubrirme con su fúnebre crespón;
pero jamás en mí podrá apagarse
la llama de tu amor...
Gustavo A. Bécquer
11. Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Poema 1
Cuerpo de
mujer, blancas colinas, muslos blancos,
te pareces
al mundo en tu actitud de entrega.
Mi cuerpo de
labriego salvaje te socava
y hace
saltar el hijo del fondo de la tierra.
Fui solo
como un túnel. De mí huían los pájaros
y en mí la
noche entraba su invasión poderosa.
Para
sobrevivirme te forjé como un arma,
como una
flecha en mi arco, como una piedra en mi honda.
Pero cae la
hora de la venganza, y te amo.
Cuerpo de
piel, de musgo, de leche ávida y firme.
Ah los vasos
del pecho! Ah los ojos de ausencia!
Ah las rosas
del pubis! Ah tu voz lenta y triste!
Cuerpo de
mujer mía, persistiré en tu gracia.
Mi sed, mi
ansia sin límite, mi camino indeciso!
Oscuros
cauces donde la sed eterna sigue,
y la fatiga
sigue, y el dolor infinito.
Pablo Neruda
Pablo Neruda
12. Fin de año
En un par de días acabará este año
y comenzará uno nuevo,
el primero en que ya no te necesite.
Conduzco el pasado con calma hasta el desguace
y la verdad es que no sé si me alegra del todo
saber que me ha llevado cinco años
superar algo que entendí en cinco minutos:
que nuestra historia era imposible
como mirar la silueta de la lluvia.
Pero ya ves, nunca he sido diestro
en las tareas del olvido,
nací sin saber descifrar bien
la caligrafía de un adiós.
Resulta agotador que en nuestras cabezas
siempre tenga que ser todo para siempre,
y es jodido entender que formo parte
de ese ejército de hombres tristes
del que suelo hablar en los poemas cuando no hablo de
mí.
Y no es hablar de una edad en que
el sudor dictaba el horario de las sábanas
ni de tu dulce recuerdo
cuando me hacías el amor en la cocina.
No es eso. No siento nostalgia de ti,
sino nostalgia de mí,
del chico que se atrevía
a tener una cita a ciegas con su destino
y volvía, quizá golpeado, pero convencido.
Buscábamos olvidar y lo logramos.
Aquí te dejo la herida de la victoria,
de entender que ese olvido
es saber que en el fondo
no fue posible nuestra historia
y que ahora hay que desaprender el camino
que conduciéndome a esa ciudad llamada nosotros
me llevó tan, tan lejos de mí.
Marwan
13. Doble o nada
Todos estamos enamorados.
Solo algunos estamos despiertos.
El amor es un paréntesis abierto
Elvira Sastre
14. El día y la noche
Tú me entiendes mejor que la noche. Me crees cuando te digo que estoy
cantando a pulmón, mirándote a los ojos intensamente. Tú me entiendes cuando
haces burbujas rosas con jabón de manos y me las envías para que las
explote.
Tú me entiendes cuando pides dos cafés con mucha leche, edulcorando mi
paladar con dos pastillas. Me sigues la corriente cuando voy volando rápido con
el paraguas y el chubasquero, porque sabes que si no me coges, camino. Tú me
entiendes cuando escribes mis poemas a lápiz y me regalas la libreta,
comiéndome a besos nocturnos.
Tú me entiendes porque crees en lo imposible cuando me tocas la cara con
las manos frías y me calientas los mofletes. O cuando me tocas los dedos con la
palma de la mano abierta mientras observas mi sonrisa blanca, ilusionada y
tímida.
Tú me entiendes mejor que la noche. Vuelves a inquietarme con tus dudas y
reflexiones, con tus respiraciones fuertes y tus silencios longevos. Me crees
cuando te digo que te quiero, que me vuelves loca cuando reapareces cuarenta y
ocho horas después y
me traes bombones en una bolsa azul. Me crees cuando te digo que te quiero
conmigo, en la calle o en el cine, en cualquier lugar insólito.
Tú me entiendes aun lo incomprendido de las palabras, aun los versos
formando bombas atómicas, aun leyendo jeroglíficos anticuados. Tú me entiendes
mejor que la noche; por eso el día soy yo.
Angie R.
He introducido a modo de conclusión un poema que hice hará ya unas semanas. Aparte de este, tengo otros que iré compartiendo a medida que pase el tiempo. Espero que os guste, aunque soy consciente de las faltas que pueda tener y de que muchos no entendáis algunas líneas (estoy dispuesta a explicar lo que haga falta). Estoy comenzando y sé que con el tiempo mejoraré,pero primero debo pasar por la cola de los incomprendidos- e inconformistas-.
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