jueves, 21 de noviembre de 2013

Mi viaje. Parte 1



Ya. Ya no había vuelta atrás. Estaba en el avión dirección Madrid.
Arrancaron los motores, la puerta se cerró y la gente comenzaba a relajarse, cerrando los ojos y estirando las piernas. Yo iba con mi padre, en la fila 14, asientos B y C. Observé por la ventana el paisaje. Era un día claro, caluroso. Veía a los técnicos aburridos, como si estuvieran en una espiral sin salida. En poco más de 2 minutos el avión se alzó y dejó de tocar el suelo. Ahora el paisaje era bonito porque veía montañas, casas en miniatura, mil coches en la autopista e incluso veía el mar. 
Eran las 12.36 am de un 28 de Agosto. El aeropuerto de Madrid, Barajas, estaba repleto de gente, pues aprovecharían para ir de vacaciones con sus familias, con sus mujeres o amantes. Mi padre y yo decidimos comer algo porque el próximo avión, con destino Nueva York, salía a las 16.30 pm. 
Yo, caprichosa, quería comer en "Burger King" porque sí. Mi padre me dio el honor y nos fuimos para allá. 
No recuerdo lo que comí; solo sé que estaba delicioso. 
Mientras hacíamos tiempo, vimos a unos cuantos "celebrities", lo que no recuerdo quiénes eran. Es lo que hay. 
La cola para ir a Nueva York era larga. Sin embargo, el tiempo pasó muy rápido. Había un conjunto de personas que formaban la "Seguridad", y nos pidieron un bloque de papeles que debíamos presentar antes de embarcarnos a otro continente. Típico. Y de nuevo, ya no había vuelta atrás. Estaba en el avión dirección Nueva York (Manhattan). 
Sentía entre nervios y deseos de llegar, pues era el viaje que desde años esperaba. Recuerdo el avión: amplio, con tres filas, cuatro divisiones y separadas por cortinas, “miniteles” en los asientos, mantas, cojines, cascos para escuchar música/películas, pasillos amplios, cuatro baños, mucha gente, comodidad, ventanas,... 
Despegamos al instante y me despedí de España desde las nubes. Las horas pasaban lentas, pero con las películas todo era más divertido. El vuelo duraba alrededor de 9 horas, por consiguiente, llegaría a Nueva York por la noche. 
Al pasar dos horas me levanté para ir al baño y cuando volví mi padre estaba durmiendo. Yo hice lo mismo, hasta que llegó la cena. Sí, la deliciosa cena de astronautas. 
El avión aterrizó con éxito. Salimos despacio, hasta que la marea de gente se fuese dispersando. Era una noche preciosa con un cielo despejado; un olor agradable y una fila interminable de gente intentando pasar el control. Nosotros dos, al tener un inglés reducido, fuimos directos al primer funcionario sudamericano y ahí estaba, metido en su caseta, viendo pasar la vida como si nada. Nos preguntó “What are you doing here?” y a continuación respondí indecisa: “Turismo”. Y pasamos el control.
Un autobús nos vino a recoger, a nosotros y a 10 personas más de nacionalidad española, evidentemente. Fue una grandiosidad ver pleno centro de Manhattan en la noche. Me acuerdo de una tienda llamada “Cherry”, lo que me atrajo el nombre pero nunca más la volví a ver. La siguiente parada era dejar a las personas del autobús en sus respectivos hoteles. Nosotros teníamos el “Pennsylvania hotel”. El “Penny”, nombre que le bauticé durante mi estancia, era un edificio de 20 plantas, cuya localización se situaba en frente del “Empire State”. Cogimos la habitación 1753 del piso 17º. Los pasillos daban pavor porque eran largos, con un verde gastado, poco luminosos, luz parpadeante y puertas viejas. Pero al entrar todo cambió: las camas de matrimonio, una televisión razonable, armarios enormes, váter enorme (supongo que el estilo americano es todo a lo grande) y, sobretodo, las mejores vistas que podía imaginar. El “Empire State” se veía a pocos metros y veíamos una calle principal muy masificada de gente.

Sin duda, los días en esa cama iban a ser gloria. 

Angie R.


martes, 15 de octubre de 2013

O-lor


Huelo el aroma del café por la  mañana. Me despierto con tu dulce color africano que me llena las mañanas de un intenso sabor. El día es largo y la noche es corta. Te susurro mientras saboreo tu dulce olor por las mañanas...Ese olor que me vuelve loca. Sabes como atraparme.
Sigilosamente, contemplo tu curso del tiempo: cómo eres, cómo serás. Es increíble lo valioso que eres, querido, porque contigo en mi cuerpo se me pasa la monotonía más ligera y agraciada.
Veo en el reloj la hora de acabar la mañana junto a ti; de reírme ingenuamente y de mirarte sin despecho. Aligero los minutos para vestirme y prepararme antes de salir por la puerta y despedirme hasta mañana, pero encuentro que aún es pronto para dejarte escapar. No entiendo qué es lo que tienes en tu diminuto cuerpo que me regalas la respiración que me falta. Me evades a un cielo despejado, risueño y soleado, donde las cosas pasan rápido y los momentos despacio.
Eres ese aroma gratuito de cada mañana, una monotonía agridulce, que cuidas de mí como nadie lo había hecho antes. Te encuentro en todas las esquinas, pero el momento idóneo es el encontrarte en casa cuando lo necesito.
Sensacional es la palabra apropiada para describirte.
Recuerdo la primera vez que te vi. Observé tu postura y tu silueta, junto a miles almas africanas devorando tu espacio artificial en las calles de Madrid.
Era novata y no sabía cómo entrar para llevarte y nunca más devolverte. Pensé que no estaría a tu altura; pensé que nunca te cuidaría como otras personas lo harían. Pensé muchas cosas.
Al final estás aquí, y creo que nunca te irás de mi vera.
Eres ese olor rutinaria que haces crecer el día y reducir la noche.
Huelo el aroma del café cada mañana.

Angie R.

jueves, 29 de agosto de 2013

El futuro está ahí.

El futuro está ahí, esperando a que le alcances.
El futuro está tan próximo a ti, que te aterrorizas. No pienses en que será oscuro o catastrófico. Piensa que una gran parte de tus objetivos se habrán cumplido. Cuando la razón habla, la impulsividad calla. No subestimes a lo que pueda pasar, porque nadie lo sabe.
Intenta crearte una meta fácil y positiva pese a lo que te rodea.  Intenta, también, luchar un poquito para asegurar tu plaza entre las amapolas. Piensa que todo está ahí, cerca de ti; que si te rindes, te paras; que si continúas, avanzas.
Tu quieres estudiar periodismo. Estúdialo. Que nada ni nadie te acribille el camino de la ilusión. Estás siendo consciente de las pocas oportunidades que regala la vida. Bien. Intenta darle la espalda e ir por tu propio camino, sin rumbo, sin tapaderas dañinas, sin juego sucio. Cree en el periodista que serás mañana y ríete de las dificultades que te regaló la vida.
Nunca pares de crear, de diseñar fronteras inimaginables porque tu madre te lo haya dicho. No. Continúa a por el periodista que mañana serás.

Quizá te equivoques; quizá te diste cuenta que no era lo que realmente buscabas. Quizá te guste otra cosa y pienses que es demasiado tarde para comenzar. En este caso la razón no habla, si no el impulso. Impúlsate a lo que prefieras, aunque todos te dirán barbaridades para que frenes y apechugues tu destino ( Tu destino ya está marcado). No, no creas en calamidades sin criterio. Eres libre de tu vida, obviamente.
Piensa que nada es para siempre y que tarde o temprano todo acabará. No vale la pena vivir en una pantomima. Cambia. No requiere esfuerzo cambiar la corriente de las cosas si lo haces con esperanza. Refuta que eres libre de cambiar tu futuro y nadie dirá lo contrario. Díte que quieres ser economista y créetelo. Todo permanecerá igual. Tus años perdidos quedarán en tu mente como fruto cultural. Sabes más. Eres listo.

Al fin y al cabo, nada te espera mejor en este mundo que cambiar de vida y cambiar tu futuro; si quieres, claro.
Angie RR.

martes, 6 de agosto de 2013

Las etapas desaparecen a lo largo de la vida.


Y decían que permaneceríamos juntos toda la vida, que esta aventura no acabaría nunca porque nunca dejaríamos de soñar.

Eran 20 chavales de 12 años cuando comenzaron a unirse hasta formar un gran grupo. Todos los veranos iban a jugar con sus cometas en la playa. Tardaban horas y horas en llegar a casa porque no dejaban de jugar , no dejaban de ir en bicicleta por los lugares más inhóspitos del pequeño pueblo. 
Un día caluroso de un verano cualquiera, se reunieron en la casa-árbol que construyeron años atrás. El más líder del grupo propuso una promesa que jamás podría romperse: "Desde hoy y hasta siempre, nunca nos separaremos, nunca acabará esta aventura.". Todos juntaron las manos para concluir la promesa. 
Los años iban pasando, los chavales crecían y el tiempo cambiaba. Pasaron 3 años y ya solo quedaban 6 en el grupo. Ese verano fue triste, pero más alegre que el anterior. Los 6 amigos, que ya tenían 15 años, se fueron de acampada a la montaña y disfrutaron de una noche mágica y traviesa, con "comida basura", refrescos, chuches,.. Prometieron repetir noches así el resto de los veranos.
Al cabo de dos años todo cambió, ya solo quedaban 4 chavales y las ganas aventureras de los amigos se fueron apagando lentamente, hasta que solo quedó el recuerdo de una infancia más.

Pasaron los años tan rápido que aquellos chavales de 12 años ya tenían 30 años. Todo pasó, los recuerdos, los momentos, las aventuras, la juventud. Hacía más de 15 años que el grupo emprendedor se extinguió.

El líder, aquella figura singular que intentaba mantener el barco en flote, el de la mente fuerte y el corazón flojo, fue el único  que mantuvo vivo una pequeñísima parte del recuerdo. Con 30 años, empresario y soltero, imaginaba cada noche que algún día volverían todos y que los últimos 15 años solo habría sido un sueño. Nunca más tuvo la posibilidad de reencontrarse con los demás porque los demás abandonaron la aventura. 
El líder, triste e impotente, visitó aquel pueblo perdido de todo movimiento humano y pasó algunos días yendo a todos los lugares inhóspitos donde pasó gran parte de su infancia junto a ellos. 
A partir de entonces, nunca más pensó en ello. Nunca más emprendió la aventura imaginaria y nunca más demostró la esperanza de reunirse con ellos. Nunca más. 
Así fue como la último pieza del puzle se perdió y se perdió para siempre. Olvidando el principio y abandonado el final.

Angie R.




miércoles, 12 de junio de 2013

Soñar no es gratis


El mundo sigue sin pausa, sin apenas un respiro. Caminamos senderos desconocidos, calles vírgenes, playas desahuciadas. El niño no llora en la soledad ni abre los ojos en la pobreza que le rodea. Él camina despacito sin ninguna distancia medida, sin ninguna teoría de la vida. No se detiene en ningún escaparate ni sueña gratis las respuestas de su entorno. Él no sigue líneas rectas, porque solo encuentra torcidas, desgastadas, cortadas y sucias, muy sucias. Él no se rinde en la lluvia veraniega del 4 de Julio, ni observa las estrellas de las noches bohemias a fin de pedir el deseo de su vida.
Sin embargo, pierde el tiempo caminando sin mirar atrás. Atravesando injusticias humanas, respirando el aire de las dificultades. No intenta sentarse y buscar comida y cobijo. Intenta enfrentarse a las blandas columnas desordenadas que se hallan en los caminos. El niño va chocando constantemente y no se cae. Aguanta el dolor y la presión de pensar en correr para pasar la calle y poder girar en la intersección. No mantiene miradas cautivadoras con la gente, ni se detiene a buscar un trozo de pan para merendar en la casa de su tía.
A penas huele el aroma de felicidad en la casa de la pradera, donde allí habita la suerte, la elegancia, la frescura y la buena vida. Él imita muy bien su futuro, imaginando cada cuadro y cada escena. Se ve feliz,muy feliz porque con esfuerzo la recompensa llamará a su puerta. Pero tiene miedo.
Se pregunta porqué a él. Por qué cavar muy hondo para encontrar una raíz cuando otros cavan poco y encuentran tres? Sus preguntas se reflejan en la mayoría de los ciudadanos del mundo. El niño meditó y vio que todo se equilibra. Unas personas tendrán buena vida al principio, sin sudor alguno; luego el futuro se acomodará en cuyas vidas para repartir el esfuerzo que no repartió al principio.
Otras personas necesitan más esfuerzo para arrancar el motor, con mucho sudor. Luego, la recompensa será el futuro que siempre desearon.

El niño pensó que nada se regala,que todo se paga. Si te toca pagar el principio, hazlo ahora para poder merecer el futuro deseado. Si se deja de pagar el principio, el futuro será el reflejo de lo que cada uno quiso hacer. En este caso, pagar lo que uno no pagó cuando tocó.
Él vio que sus esfuerzos que vivió tan joven le hizo ver lo que era hoy. Su alrededor se transformó en el aroma de la felicidad que él un día olió, de aquella armonía maravillosa y risueña que transmitía la buena vida. Desde entonces, abatió cada obstáculo sin ninguna dificultad. Consiguió dar pasos seguros, firmes y activos. No volvió a abastecerse de su alrededor ni a cerrar los ojos para no ver el entorno de injusticia s humanas. Nunca más gritó ni nunca más se aterrorizó.
Angie R.

viernes, 26 de abril de 2013

Y sin embargo...

Y sin embargo dije..
Dije que el sol no brillaba todos los días, que la oscura
noche no atemorizaba.
Y, sin embargo, dije que la olor tan singular era causada 
por tu presencia. Caminaba, caminaba...era polvo lo que encontraba 
a mi vera;
era polvo lo que me acompañaba en la noche estrellada. 
Y , sin embargo, te llamé y te llamé. Y esperé, y esperé. Y no llegaste.
Encendí un cigarrillo acompañado de un café a media noche,
para poder, así, evadirme en la sombra ausente durante horas y horas.
Y dije, sin embargo, que el día era precioso y que la primavera era sonora.
Y dije que el puente esperaría frente al río nuestros pasos juntos. 


Angie R.

viernes, 22 de marzo de 2013

Change


Era verano, un día precioso: soleado, alegre, incomparable, eufórico, radiante, espléndido...Subía en "mountain bike" la montaña más pequeña de toda la ciudad. Estaba cansada y no me apetecía buscar una montaña más elevada. Me detuve 5 minutos y 46 segundos en una roca en forma de sillón gigante, que encontré frente a unas vistas increíblemente sorprendentes. ¿Lo mejor? Estaba sola. 
Durante esos lentos minutos me sentí con ganas de imaginar, sí. Imaginar algo, alguna cosa la cual ocupara todo el espacio de mi mente/cuerpo. Entonces me quedé mirando fijamente el paisaje ( en general) y entré en un mundo misterioso, virgen y largo muy largo:

Comentas en el cielo...veo cometas "flotando" en una nube grande e iluminada por los rayos solares. Creo que me evoco en una escena de primavera porque veo a mi alrededor demasiada alegría, demasiadas sonrisas contagiosas y una naturaleza verdosa y naciente. Camino y camino sin un rumbo fijo. Me dejo llevar. Me encuentro en una playa tan vacía que veo el infinito por ambas partes. Empiezo a caminar y caminar y caminar más rápido y más rápido...¿Por qué imagino que corro tan deprisa? ¿ Qué le está pasando a mi mente? No hay control....Ahora sí. Está bien, ahora veo una casa enorme; una casa con jardín, dos piscinas y me llama mucho la atención que tenga la puerta principal de papel violeta. Bordeo la casa hasta llegar al culo( metafóricamente hablando ) y observo que dos personas me preparan un café y una caja de cigarros marca "Winston". Yo, confusa y desasosegada, avanzo fríamente hacia la mesa ( he de decir que la mesa era de diseño francés.Preciosa) y me inclino para oler el café. Me siento y me sorprende ver que la gente desaparecen como moscas en busca de excrementos. Cierro los ojos y desencadeno mil imágenes pasando desordenadas en una estación de metro. Abro los ojos.
Lo veo. Veo a un ser galopando en el prado verde y húmedo; tendría unos 5 años de edad. El caballo más valiente, más hermoso que jamás había visto. Quiero montarme en él y sentir el viento acariciar mi cara y perderme a una velocidad inalcanzable porque para mi, ese momento tan sutil del "caballo y la muchacha" era intocable. 
Perdí el control del tiempo/espacio y me sentí grande frente a un llamado "mundo". Ahora pienso ¿ Por qué ver tanto sufrimiento en el llamado "mundo real" si en la imaginación puedo ver lo que realmente quiero ver?
La vida nos aguarda un futuro negro, muy negro. Casi tan negro que nos asustamos de tanta oscuridad. Permanecemos a un capitalismo masivo, en una economía muy sumergida y que cada vez genera más problemas tanto administrativos como humanos. Encerrados en un cuento sinfín protagonizado por un personaje corrupto y un personaje secundario llamado estafador. Almas gemelas, pura raza privilegiada. 
5 min y 46 segundos. 
Volví la cabeza al camino de regreso a casa. No imaginé que una pequeña escapada tan rustica y sencilla podría hacerme ver la vida más real de la que me imaginaba. Sin embargo, pensé que fue una señal para comenzar a separar el "chiclet" que une mi vida con "esa vida llamada sociedad contaminada".
Angie R.