martes, 24 de febrero de 2015

Hoy la poesía se viste de AMOR

Hace unos días releí un libro de poemas que tenía en mi casa que, en un principio, lo había dado por perdido. Cuando lo acabé no pude evitar leerlo de nuevo, ya que muchos de esos poemas han sido parte de mi vida, de cuando iba al instituto y teníamos que analizarlos rigurosamente. Al terminar el libro, por segunda vez, no me cabía la más mínima duda de afirmar que la poesía es necesaria en mi vida. A raíz de este afán he recopilado un surtido de obras maestras que me han conmovido, alterado, influenciado. Y sé que me dejo a muchos grandes poetas por el camino, pero elegir a todos significaría hacer un post interminable.

Dicho esto, espero que disfrutéis con mi selección. Quizá otro día comparta un post con aquellos que se han quedado por el camino. 




1. Soleares, Seguidillas y otras Coplas

Cuando a tu cara me acerco,
las palabras, en la boca,
se me convierten en besos.

Cuando me miras, me matas...
Y si no me miras, más.
Son puñales que me clavas
y los vuelves a sacar.

Cuéntame tus penas,
te diré las mías...
Verás cómo al rato de que estemos juntos
todas se te olvidan.

El cariño y la salud
en un punto se parecen.
Nadie sabe lo que valen
hasta que después que se pierden
Manuel Machado 
2. El Desayuno

Me gustas cuando dices tonterías,
cuando metes la pata, cuando mientes,
cuando te vas de compras con tu madre
y llego tarde al cine por tu culpa.
Me gustas más cuando es mi cumpleaños
y me cubres de besos y de tartas,
o cuando eres feliz y se te nota,
o cuando eres genial con una frase
que lo resume todo, o cuando ríes
(tu risa es una ducha en el infierno),
o cuando me perdonas un olvido.
Pero aún me gustas más, tanto que casi
no puedo resistir lo que me gustas,
cuando, llena de vida, te despiertas
y lo primero que haces es decirme:
«Tengo un hambre feroz esta mañana.
Voy a empezar contigo el desayuno».
 
Luis Alberto de Cuenca

3. Oda a la tristeza
Tristeza, escarabajo
de siete patas rotas,
huevo de telaraña,
rata descalabrada,
esqueleto de perra:
Aquí no entras.
No pasa.
Ándate.
Vuelve
al sur con tu paraguas,
vuelve
al norte con tus dientes de culebra.
Aquí vive un poeta.
La tristeza no puede
entrar por estas puertas.
Por las ventanas
entra el aire del mundo,
las rojas rosas nuevas,
las banderas bordadas
del pueblo y sus victoria.
No puedes.
Aquí no entras.
Sacude
tus alas de murciélago,
yo pisaré las plumas
que caen de tu mano,
yo barreré los trozos
de tu cadáver hacia
las cuatro puntas del viento,
yo te torceré el cuello,
te coseré los ojos,
cortaré tu mortaja
y enterraré, tristeza, tus huesos roedores
bajo la primavera de un manzano.
Cuando yo muera quiero tus manos en mis ojos:
quiero la luz y el trigo de tus manos amadas
pasar una vez más sobre mí su frescura:
sentir la suavidad que cambió mi destino.
Quiero que vivas mientras yo, dormido, te espero,
quiero que tus oídos sigan oyendo el viento,
que huelas el aroma del mar que amamos juntos
y que sigas pisando la arena que pisamos.

Quiero que lo que amo siga vivo
y a ti te amé y canté sobre todas las cosas,
por eso sigue tú floreciendo, florida,

para que alcances todo lo que mi amor te ordena,
para que se pasee mi sombra por tu pelo,
para que así conozcan la razón de mi canto.
Pablo Neruda

4.  Cultivo una Rosa Blanca

Cultivo una rosa blanca
en junio como enero
para el amigo sincero
que me da su mano franca.
Y para el cruel que me arranca
el corazón con que vivo,
cardo ni ortiga cultivo;
cultivo la rosa blanca. 
José Martí

5.Nadie está solo

En este mismo instante
hay un hombre que sufre,
un hombre torturado
tan sólo por amar
la libertad. Ignoro
dónde vive, qué lengua
habla, de qué color
tiene la piel,cómo
se llama, pero
en este mismo instante,
cuando tus ojos leen
mi pequeño poema,
ese hombre existe, grita,
se puede oír su llanto
de animal acosado,
mientras muerde sus labios
para no denunciar
a los amigos. ¿Oyes?
Un hombre solo
grita maniatado, existe
en algún sitio. ¿He dicho solo?
¿No sientes, como yo,
el dolor de su cuerpo
repetido en el tuyo?
¿No te mana la sangre
bajo los golpes ciegos?
Nadie está solo. Ahora,
en este mismo instante,
también a ti y a mí
nos tienen maniatados.
José Agustín Goytisolo



6.Romance luna, lun
A Conchita García Lorca
La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira mira.
El niño la está mirando.
En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.
Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.
Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.

Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
Níno, déjame, no pises
mi blancor almidonado.

    El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.

  Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.

  ¡Cómo canta la zumaya,
ay cómo canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con un niño de la mano.

  Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.

El aire la está velando 
Federico García Lorca

7. Rima XIII
Tu pupila es azul, y cuando ríes,
su claridad suave me recuerda
el trémulo fulgor de la mañana
que en el mar se refleja.
Tu pupila es azul, y cuando lloras,
las transparentes lágrimas en ella
se me figuran gotas de rocío
sobre una violeta.
Tu pupila es azul, y si en su fondo
como un punto de luz radia una idea
me parece, en el cielo de la tarde,
¡una perdida estrella!
Gustavo A. Bécquer
8. Rima XXI
- ¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul-;
 ¿Que es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.
Gustavo A. Bécquer

9. Rima XXIV

Dos rojas lenguas de fuego
que, a un mismo tronco enlazadas,
se aproximan, y al besarse
forman una sola llama;
dos notas que del laúd
a un tiempo la mano arranca,
y en el espacio se encuentran
y armoniosas se abrazan;
dos olas que vienen juntas
a morir sobre una playa
y que al romper se coronan
con un penacho de plata;
dos jirones de vapor
que del lago se levantan
y al juntarse allá en el cielo
forman una nube blanca;
dos ideas que al par brotan,
dos besos que a un tiempo estallan,
dos ecos que se confunden,

eso son nuestras dos almas.
Gustavo A. Bécquer

10. Rima XCI
Podrá nublarse el sol eternamente;
podrá secarse en un instante el mar;
podrá romperse el eje de la tierra
como un débil cristal.
¡Todo sucederá! Podrá la muerte
cubrirme con su fúnebre crespón;
pero jamás en mí podrá apagarse

la llama de tu amor...
Gustavo A. Bécquer
11. Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Poema 1


Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,
te pareces al mundo en tu actitud de entrega.
Mi cuerpo de labriego salvaje te socava
y hace saltar el hijo del fondo de la tierra.

Fui solo como un túnel. De mí huían los pájaros
y en mí la noche entraba su invasión poderosa.
Para sobrevivirme te forjé como un arma,
como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda.

Pero cae la hora de la venganza, y te amo.
Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme.
Ah los vasos del pecho! Ah los ojos de ausencia!
Ah las rosas del pubis! Ah tu voz lenta y triste!

Cuerpo de mujer mía, persistiré en tu gracia.
Mi sed, mi ansia sin límite, mi camino indeciso!
Oscuros cauces donde la sed eterna sigue,

y la fatiga sigue, y el dolor infinito. 
Pablo Neruda

12. Fin de año 

En un par de días acabará este año
y comenzará uno nuevo,
el primero en que ya no te necesite.

Conduzco el pasado con calma hasta el desguace
y la verdad es que no sé si me alegra del todo
saber que me ha llevado cinco años
superar algo que entendí en cinco minutos:
que nuestra historia era imposible
como mirar la silueta de la lluvia.
Pero ya ves, nunca he sido diestro
en las tareas del olvido,
nací sin saber descifrar bien
la caligrafía de un adiós.

Resulta agotador que en nuestras cabezas
siempre tenga que ser todo para siempre,
y es jodido entender que formo parte
de ese ejército de hombres tristes
del que suelo hablar en los poemas cuando no hablo de mí.

Y no es hablar de una edad en que
el sudor dictaba el horario de las sábanas
ni de tu dulce recuerdo
cuando me hacías el amor en la cocina.
No es eso. No siento nostalgia de ti,
sino nostalgia de mí,
del chico que se atrevía
a tener una cita a ciegas con su destino
y volvía, quizá golpeado, pero convencido.

Buscábamos olvidar y lo logramos.
Aquí te dejo la herida de la victoria,
de entender que ese olvido
es saber que en el fondo
no fue posible nuestra historia
y que ahora hay que desaprender el camino
que conduciéndome a esa ciudad llamada nosotros

me llevó tan, tan lejos de mí.
Marwan

13. Doble o nada

Todos estamos enamorados. 
Solo algunos estamos despiertos.

El amor es un paréntesis abierto
Elvira Sastre

14. El día y la noche

Tú me entiendes mejor que la noche. Me crees cuando te digo que estoy cantando a pulmón, mirándote a los ojos intensamente. Tú me entiendes cuando haces burbujas rosas con jabón de manos y  me las envías para que las explote.

Tú me entiendes cuando pides dos cafés con mucha leche, edulcorando mi paladar con dos pastillas. Me sigues la corriente cuando voy volando rápido con el paraguas y el chubasquero, porque sabes que si no me coges, camino. Tú me entiendes cuando escribes mis poemas a lápiz y me regalas la libreta, comiéndome a besos nocturnos.
Tú me entiendes porque crees en lo imposible cuando me tocas la cara con las manos frías y me calientas los mofletes. O cuando me tocas los dedos con la palma de la mano abierta mientras observas mi sonrisa blanca, ilusionada y tímida.

Tú me entiendes mejor que la noche. Vuelves a inquietarme con tus dudas y reflexiones, con tus respiraciones fuertes y tus silencios longevos. Me crees cuando te digo que te quiero, que me vuelves loca cuando reapareces cuarenta y ocho horas después y
me traes bombones en una bolsa azul. Me crees cuando te digo que te quiero conmigo, en la calle o en el cine, en cualquier lugar insólito.

Tú me entiendes aun lo incomprendido de las palabras, aun los versos formando bombas atómicas, aun leyendo jeroglíficos anticuados. Tú me entiendes mejor que la noche; por eso el día soy yo. 


Angie R.


He introducido a modo de conclusión un poema que hice hará ya unas semanas. Aparte de este, tengo otros que iré compartiendo a medida que pase el tiempo. Espero que os guste, aunque soy consciente de las faltas que pueda tener y de que muchos no entendáis algunas líneas (estoy dispuesta a explicar lo que haga falta). Estoy comenzando y sé que con el tiempo mejoraré,pero primero debo pasar por la cola de los incomprendidos- e inconformistas-.