La
cama me reclama, pero son las ocho de la mañana y me espera un día
largo. Ahora empieza mi domingo, como cada domingo de la semana. Como
cada domingo del mes. Quizá algún domingo fui infiel yéndome de
viaje a Barcelona, Sevilla y Teruel – porque fui a visitar a un
familiar – , pero este domingo soy fiel a mi ritual.
Me
gusta lavarme los dientes antes de desayunar y hacer pipí cuando
termino la última tostada de mi plato de plástico, de esos
infantiles que teníamos cuando éramos más pequeños. Todavía lo
conservo. Vestirme está sobrevalorado si no es para salir a la calle.
Incluso para tirar la basura debería prohibirse salir de casa con
ropa de calle. No, por favor, pijama siempre.
Me
traen el periódico a eso de las ocho y media pasadas y mi leche
marca blanca desnatada está casi hirviendo, como a mí me gusta. Las
tostadas están todavía en la tostadora y hoy dejo el café para
probar algo diferente: leche sola con cereales.
Abro
el periódico porque la portada no me ha llamado la atención, y
cuando estoy en la segunda página vuelvo a cerrar el periódico
porque quiero abrirlo por detrás.
En
cultura nada se cuece. Más que mirar los titulares, miro el nombre
del periodista y luego el titular. Hoy parece que hay muchos
suplemento y eso me gusta. Dedico más de cinco minutos a leer un
reportaje de dos parejas entrevistadas para que expliquen al lector
sus claves para mantener viva la pareja. Siempre me han interesado
leer esos reportajes porque me parecen ridículos. Y porque al final
siempre lo comparo con mi relación y pienso: “¿Y yo hago esto?”,
“pues ella no me dice nunca esas cosas”, “ah, que se tiene que
dormir así para avivar la llama?”. Al final me como la cabeza y
dejo de leerlo.
Otro
de los temas interesantes del periódico de los domingos es leer a
los grandes reporter@s que siempre consiguen arrimar al lector
durante más de 7 minutos. Una mujer que vivió un infierno durante
veinte años, tal otra que trató con nazis mega malos, y luego están
las actuales: jóvenes que explican su situación en Turquía, una
mujer anónima que sufre violencia de género. Aquí la lectura
acompaña mi desayuno. O mi desayuno a la lectura, mejor. Porque el
desayuno lo considero la comida más placentera. Vas a la cocina con
un hambre feroz cada mañana, como decía en su poema Alberto de
Cuenca.
Mi
novia a veces piensa que soy bastante sensible, cariñoso y mono, en
el buen sentido. Ella es todo lo contrario. Cariñosa sí, sobre todo
en las siestas. Ella se toma las siestas como un manjar de ricos. Sin
las siestas se sentiría muy vagabunda.
Ahora
el turno es para la sección local, me interesa la política aunque
no me guste mucho hablar de ello y en el fondo nunca me
especializaría en eso. Pero me gusta, de verdad. Cada día lo leo
porque esto de las coaliciones me flipan. Todo este cachondeo de
hacer amigos para que se unan a mi grupo me recuerda a las votaciones
semanales de Gran Hermano. Todos se ponen en el sofá y tiene que
pasar por la cabina para votar a su compañero. Muchos de ellos se
reúnen o intentan convencer al otro para que voten a menganito, y
menganita se lo piensa con su amiga par ver qué hacen. Eso sí, uno
de ellos al final gana esa semana la inmunización – se salvan
siete días de que le vote – y ha sido gracias a hacer amigos, a
unirse y así ganar. Fácil.
Ahora
la política está igual y me hace gracia. Parece un reality
show.
Cierro
la prensa porque es el momento de poner música. Elijo el repertorio,
pero casi siempre pongo lo mismo, a no ser que haya algo que me
interese en la radio. Cuando me canso, a los 10 minutos más o menos,
cojo el ordenador y me siento en una silla del comedor,pongo música
desde Spotify, abro Chrome y busco las letras de las canciones en
inglés porque me gusta aprenderlas. Y así hago algo de inglés.
Si
es verano, sobre el mediodía, me pongo el bañador y quedo con
alguien para ir a la playa. Aunque a mi novia no le guste mucho, a mí
me encanta. Luego le recompenso comprándole algo y listo. Los planes
con ella son muy divertidos. No hay casi nada planeado y cuando nos
apetece algo, lo hacemos. Casi siempre digo sí a lo que ella dice y
ella dice sí a lo que yo digo. ¿Un helado? “Sí”. ¿Vemos ropa
en Levis? “Sí”. ¿Cenamos fuera? Quiero ir a este bar que me
gusta. “Me gusta!, vamos”. Quiero peli. “Y yo, vamos”. Es
todo guay.
Para
los viajes, lo mismo. Somos un poco culo veo culo quiero, sobre todo
ella. Casi siempre me apetecen festivales y si es fuera de mi
Comunidad mejor. Sobre todo el norte, nos gusta el norte. Me gustan
los viajes así. Y nos lo pasamos bien, aunque esta vez sí lo
planificamos.
Como
hoy hace buen día, me voy a la playa. Hoy sola. Y voy con ansiedad
al agua. Es como un antojo, aunque cuando ya estoy dentro al poco
quiero salir y tomar el sol. Paso casi una hora y me vuelvo a meter
porque me entra el antojo de agua. Luego salgo y continúo leyendo
mientras me seco porque odio no secarme del todo.
Los
planes por la noche me molan más y en verano. Adoro verano y el
calor. De hecho siempre me ducho con agua casi hirviendo y a mi Mujer
no le gusta, a ella le gusta fría, congelada. Salen trozos de hielo
de la alcachofa. Es increíble os lo juro. Cuando es de noche la casa
se me vuelve poco acogedora, me incita a salir y no volver hasta muy
tarde. Siempre le digo a mi novia de salir a tomar unas cañas,
aunque a veces le cuesta decir que sí porque no le gusta salir
conmigo en ese plan. Y me parece bien. Pero la caña intento que
nunca falten. La cerveza es un Dios que se apodera de nuestra
libertad. Aunque debo admitir que en el verano me gusta más el día.
El día de cada estación me gusta más. Sobre todo esos paseos a
media tarde cuando todavía hay sol pero no tanto calor. Me gustaría
que hubiesen parques como Central Park. Iría todos los días para
hacer mil cosas, desaparecería durante unas horas y tendría que
venir mi novia a buscarme – aunque sudaría, sinceramente –.
No
se puede luchar contra el amor, porque el amor se sobrepone a todo,
con todo mi pesar oye. Pero es así. En cambio leyendo prensa por la
mañana se te puede ocurrir empezar con hambre esta mañana y,
quieras o no, es el momento perfecto para planear tu día aunque en
el fondo todos sabremos que seguirá siendo un día improvisado. Pero
al menos lo habremos intentado abriendo la primera hoja del
periódico.
Angie R.