sábado, 29 de agosto de 2015

Frívolo y Esperanza



Mírame a los ojos. Mírame a los ojos fijamente y no digas nada. Solo mírame. Deja que el mundo fluya por tu espalda; siente el viento jugar con tu pelo corto y sedoso, pero no dejes de mirarme a los ojos.
Cógeme la mano y mírame, riendo, hasta marearnos. Toca el agua del verano, huele a frescor tu tez dorada. Cógeme de la mano, sí. Cógeme hasta besarnos. Un beso sin tocar los labios.
Diez centímetros de distancia son los que separan tus ojos de los míos. Y te detienes para fijarte en lo profundo de mi alma a través de mis ojos, color olivo, dulces como el almíbar. Detienes los nervios de infarto por oír la tormenta acercándose a la costa. 
Y es que aquello que un día quiso que fuera reflejo del amor, un rayo dejó caer el mal entre las olas. 
Pero no quisiste perder la mirada de lo alto. 
Me voy contigo de la mano, me das un abrazo. Me pierdo entre tus llantos melancólicos al saber que yo me voy del mar a sembrar tu recuerdo. 
Un día llamarán para que me mires a los ojos, y recordaré de ti un mar acristalado y un rayo desvariado. 
Angie.R